La Juntada es un espacio que surgió al calor del proceso asambleario y de lucha que se dio durante el segundo cuatrimestre del 2008. Si bien varios compañeros ya veníamos discutiendo y coordinando previamente, nos vimos con la necesidad de empezar a consolidar discusiones e intervenciones políticas conjuntas.
Luego de que algunas de las agrupaciones que conforman este espacio se presentaran a las elecciones estudiantiles de 2007, reflexionamos acerca de la clara necesidad de desarrollar un espacio unitario, que se proponga superar los esquemas fragmentarios que la política tradicional nos propone: ya sea el vanguardismo, o el permanente reducir la política a un folklore electoral sin miras de organizar un movimiento estudiantil, que esté presente en las aulas y en las calles, no como mero receptáculo de consignas, sino como sujeto político activo. En este sentido, durante el 2008 nos dimos la tarea de trabajar conjuntamente en las secretarías gremiales de Arte-Política y Producción de Conocimiento. Este trabajo fue muy importante, ya que consolidó la unidad y permitió ampliar el horizonte de nuestras intervenciones más allá de tal o cual agrupación: comenzamos a formar un frente estudiantil ligado a las inquietudes de muchos estudiantes con ganas de organizarse sin mezquindades, sin sectarismos, para dar respuesta a problemas e inquietudes concretas.
Mediados de 2008 nos encontró siendo un grupo numeroso, activo en las asambleas y en los cursos. Entonces, decidimos que era hora de dar un paso más allá, e intentar proyectar a toda la facultad lo que creemos es una forma participativa y revolucionaria de hacer política: la unidad en la diversidad de la izquierda. Priorizando los acuerdos, evitando sectarismos mezquinos y debatiendo las diferencias en un clima de compañerismo y tolerancia, donde pudimos llevar adelante la conformación de este espacio.
Fue así, que en vísperas a las elecciones para Centro de Estudiantes y Juntas de Carrera, estudiantes independientes, junto a Colectivo de Izquierda, Plan B, Prisma y Un solo Grito decidimos formar un frente político al que denominamos La Juntada, buscando plantearnos como una alternativa de construcción y militancia en nuestra facultad. Y, gracias al apoyo de muchos estudiantes, logramos obtener un importante segundo puesto en las elecciones para CEFyL, la mayoría de representantes estudiantiles en la Junta de Antropología y la minoría en Letras.
Sin embargo, más allá de estos espacios institucionales que hemos obtenido, queda por delante lo más importante: seguir construyendo poder estudiantil a partir de la militancia cotidiana en cada curso, en cada asamblea, en cada comisión… para poner de pie un fuerte y comprometido movimiento estudiantil que luche por sus reivindicaciones y junto a los sectores populares.
La situación presupuestaria de la UBA
La UBA hoy en día atraviesa problemas muy graves que afectan no sólo su funcionamiento sino también a la calidad académica y a la formación docente-estudiantil.
La base de estos problemas se halla en el escaso presupuesto que desde el Gobierno Nacional se destina a las universidades públicas. Dicho presupuesto es totalmente insuficiente para afrontar siquiera el normal funcionamiento de la Universidad (mantenimiento de los edificios, salarios, subvenciones a proyectos de investigación, etc.). La escasez de presupuesto, por ende, refuerza las tendencias privatizadoras y a los sectores de la UBA que se acomodan y sacan beneficios de los negocios con empresas e instituciones privadas.
Otro problema muy importante, y que ha sido tema de debate y conflicto, es el de la democratización de los órganos de gobierno de la UBA y sus facultades. Ocurre que hoy en la UBA prácticamente una minoría de profesores controla las decisiones que se toman en la universidad, mientras que otro grupo de docentes (insólitamente incorporados al claustro de “graduados”) quedan excluidos del claustro de profesores, y los estudiantes (la mayoría de la población de la UBA) tienen una ínfima representación con respecto al resto de los claustros. Desde La juntada consideramos imprescindible la democratización de todos los espacios de gobierno de la UBA, y consideramos que más allá de la discusión formal acerca de qué cantidad de representantes debe tener cada claustro, la discusión en torno de la democratización es fundamentalmente una discusión sobre qué proyecto político y educativo queremos para la UBA (podríamos preguntarnos por ejemplo, ¿de qué serviría tener mayoría estudiantil en una universidad hegemonizada por los sectores más conservadores y neoliberales?). Por eso la lucha por la democratización es una lucha política contra aquellos sectores que, encabezados por el rector Hallú y la Franja morada, intentan defender sus intereses sectoriales y privatizadores. Ante esto tenemos que levantar un proyecto de Universidad distinto y discutir con el conjunto de los estudiantes un programa de defensa de la educación publica, gratuita y laica. Para retomar las banderas de la Reforma Universitaria de 1918, que mediante la lucha impuso el gobierno tripartito igualitario, y frente a lo cual (¡cien años después!) hemos retrocedido.
Filo: la administración de la miseria
En este contexto, Filo no es la excepción. La política del actual decano Hugo Trinchero no es ajena a las líneas generales que se imponen desde el Rectorado. A pesar de tener un discurso de corte progresista, el decanato practica una adaptación a la miseria presupuestaria que en filo se expresa en aulas superpobladas, docentes ad honorem, problemas edilicios, etc. Las propuestas realmente progresivas que han surgido se han logrado a partir de las iniciativas y luchas que hemos dado los estudiantes junto a los docentes.
El trincherismo ha aparecido como la alternativa a los denominados “modernos”1. Sin embargo, en busca de apoyo para luchar contra estos últimos, ha hecho gala de prácticas clientelares y entrega de espacios de poder y gestión a sus “amigos”. Incluso, a la hora de avanzar contra las conquistas de los estudiantes y los docentes, la política del actual decano revela sus verdaderas dimensiones y características. Ejemplos de esto son el intento por impulsar la Reglamentación de la Carrera Docente a fines del 2006 y mas recientemente, a fines del 2008 cuando se pretendió reglamentar las cátedras paralelas. Además de lo negativo de la intención política, en estos casos se reveló el concepto de “democracia” que se quiere imponer desde el decanato al conjunto de la comunidad universitaria, puesto que estas medidas siempre intentan ser aplicadas sin iniciar un debate previo con el conjunto de la comunidad de filo.
Esto demuestra que más allá de las apariencias la actual gestión no ha modificado en nada fundamental las viejas prácticas que lo precedían, sino que en lo esencial ha continuado aplicándolas. Si bien cede en algunos reclamos, esto se debe a la movilización, y a una mera lucha entre facciones burocráticas pujando por controlar el decanato, las decisiones políticas y la academia en nuestra facultad.
La democratización de las aulas
“…la culpa –lo sabemos- no es de tal o cual profesor satánico. Es de tal o cual sistema. De un “régimen” de enseñanza que no es la superior, ni la inferior, y ni siquiera la doméstica o la oficial, sino toda la enseñanza contando con raras excepciones. Toda la enseñanza –expresada así en el vetusto examen- está fraguada apuntando al éxito. Hace depender de un éxito, de una buena jugada, a veces toda una vida”
Deodoro Roca
Democratizar la universidad no sólo es cambiar sus órganos de gobierno, sino transformar las prácticas cotidianas, discutir la producción del conocimiento y la forma en que las cátedras reproducen relaciones sociales de desigualdad, que no se resuelven con poner más o menos cátedras (aunque entendemos que las cátedras paralelas son una opción frente al aplanamiento de programas únicos), sino interviniendo a fondo, no solo en las representaciones de Junta, sino también buscando y proponiendo formas alternativas para producir conocimiento, cuestionando el armado medieval de una cátedra, así como vinculando el saber universitario con las experiencias sociales de las que es deudor y sobre las cuales debe volver para reconocerse como un aporte.
Hoy en día los estudiantes no tenemos espacios donde discutir la orientación política –pedagógica de las materias que cursamos. Esto es decidido sólo por (y muchísimas veces exclusivamente) el profesor titular de la cátedra, suerte de Señor feudal que tiene al resto de los docentes y a los estudiantes a su cargo y por ellos decide. Creemos que es posible revertir estas lógicas, sobre la base de múltiples experiencias de estudio, investigación y seminarios colectivos, que apuestan a construir conocimiento de maneras alternativas, rompiendo con los esquemas jerarquizantes que reducen al estudiante como reproductor de bibliografías y exámenes: estamos convencidos de que como estudiantes, podemos afirmarnos como sujetos políticos también desde la producción, no solo en la examinación.
Situación nacional: la casa no está en orden
El 2009 se presenta como un año en el que pueden darse una serie de importantes conflictos a nivel nacional. El gobierno de Cristina Kirchner sigue adelante con una política antipopular, manteniendo salarios bajos, ahogando el presupuesto para las condiciones más elementales de vida de los trabajadores (salud, educación, etc.). La crisis financiera mundial va a impactar fuerte en nuestro país, y como toda resolución de una crisis capitalista, esta se va a resolver a costa de los trabajadores y el pueblo. La inflación, el boletazo en los transportes, etc., afectan nuestro nivel de vida y van a dificultar que muchos estudiantes puedan seguir adelante con sus carreras. El gobierno ya ha cerrado filas con la burocracia sindical para poder disciplinar a los trabajadores y evitar desbordes sociales. Pero a pesar de la conflictividad que se viene, no debemos perder de vista la realidad y debemos tener en cuenta que las fuerzas populares y de izquierda hoy son débiles en relación a las fuerzas de la clase dominante (incluso, la única oposición fuerte que tuvo el gobierno de los Kirchner fue desde la derecha, encabezada por la burguesía del agro – tristemente apoyada por sectores de la izquierda-). Entonces se presenta una situación donde debemos tener una política amplia de unidad de acción para obtener conquistas y defender las que ya tenemos, apoyando y solidarizándonos con las luchas de los trabajadores (como en Subterráneos o Indugraf), y sin abandonar nuestras posturas políticas ni nuestras banderas por cambiar de raíz este sistema.
Por todo lo dicho anteriormente, es aquí donde creemos que existen proyectos muy distintos entre la actual conducción del Centro de Estudiantes (“El Bloque” – PO y PTS) y el espacio de la izquierda independiente que impulsamos desde La Juntada. Los compañeros tienen una visión sectaria de la construcción política y se la imprimen al Centro de Estudiantes. Ya lo hemos visto a lo largo de estos dos últimos años, cuando el PO compartió la conducción del CEFyL con el MST y el PCR. Durante estos años han construido un Centro identificado que pretende mediante una lógica meramente “representativa” sustituir a los estudiantes, sin convocarlos a la participación, ya que no hay muchos espacios para aquellos estudiantes que quieran intervenir en su gremio sin involucrarse directamente en la militancia en alguna organización política. Además, con un método que prioriza la interna de la izquierda antes que los debates reales del movimiento estudiantil, se han viciado espacios como las asambleas. Afortunadamente el año pasado, un conjunto de fuerzas políticas y estudiantes independientes, pudimos reencauzar relativamente el carácter democrático y resolutivo de las asambleas insistiendo en que se evitara el casette repetitivo por agrupación política, de tal forma que pudieran escucharse distintas voces y que la mayoría de los estudiantes no se retirara por hartazgo antes de la votación. Todas estas cuestiones hacen a proyectos que, en el marco de la izquierda y el campo popular, son muy distintos. Desde La Juntada creemos que es urgente cambiar las prácticas políticas y llenar al Centro de Estudiantes de participación. Esto no es un problema menor, puesto que necesitamos un Centro lleno de estudiantes, con vida, para tener fuerza al momento de movilizar y obtener nuestros reclamos. Nadie lucha simplemente para decir que lucha. Las luchas por más presupuesto y por la democratización que necesitamos impulsar contra el gobierno nacional, el rectorado y el decanato tenemos que encararlas con el objetivo de ganar. Para eso necesitamos más participación y compromiso estudiantil en nuestro gremio.
Hacemos la historia, o la domesticamos con dogmas
“…lo primero que tendremos que hacer no es ir a brindar nuestra sabiduría, sino ir a demostrar que vamos a aprender con el pueblo. (…)
No debemos acercarnos al pueblo y decir: “Aquí estamos. Venimos a darte la caridad de nuestra presencia, a enseñarte con nuestra presencia, a enseñarte con nuestra ciencia, a demostrarte tus errores, tu incultura, tu falta de conocimientos elementales”. Debemos ir con afán investigativo, y con espíritu humilde, a aprender en la gran fuente de sabiduría que es el pueblo”
Che Guevara
Para nosotros es fundamental aprovechar el peso que tiene la izquierda en una parte del ámbito estudiantil de una Universidad tan importante como es la de Buenos Aires, para orientar un movimiento estudiantil masivo, que participe de las corrientes progresivas que se desarrollan en Nuestra América. Es una oportunidad que no hay que desperdiciar, puesto que en los procesos populares de Venezuela y Bolivia el estudiantado jugó en su mayoría un papel reaccionario, defendiendo en forma egoísta sus propios privilegios contra los del conjunto del pueblo más pobre y explotado. Tal es así que en Venezuela se impulsó un proyecto de democratización, más radical incluso que el que exigimos acá, que proponía la mayoría estudiantil y le daba voto para los no-docentes, y esto fue rechazado por el propio estudiantado de varias facultades, orientado políticamente por la derecha. Lamentablemente, en nuestro país donde a nivel del movimiento estudiantil podríamos tener una realidad distinta, la izquierda universitaria ha jugado un rol pérfido. En un caso impulsando el apoyo a la patronal agraria en el último conflicto nacional, y en otros por una total incomprensión de los procesos populares que se desarrollan en otros países, como el de la hermana Bolivia. Allí hay un ejemplo de lucha y dignidad de un pueblo que encarna un proceso abierto de lucha popular y antiimperialista. Es importante, más allá de las opiniones y críticas, que apoyemos y sigamos con atención estos procesos. Evitando caer en prácticas mezquinas y en la crítica fácil de la pequeña diferencia, como suele hacer la izquierda tradicional argentina. El pueblo argentino y la militancia popular venimos de una dura derrota y una fuerte desorganización: es fundamental por lo tanto, que sepamos observar y aprender de los pueblos que se organizan, luchan y avanzan en el marco de la realidad actual.
Por ello creemos conveniente, si queremos cambiarlo todo, empezar a cambiar nosotros mismos, siendo un poco menos dogmáticos y dándole lugar además de a las certezas, a las preguntas y el aprendizaje. Para aprender y avanzar colectivamente en el ensayo de la experiencia, en la lucha, el estudio y el debate. En ese sentido debemos seguir el ejemplo de los pueblos más avanzados de Latinoamérica que hoy están luchando, en procesos difíciles y contradictorios, por emanciparse y autodeterminarse frente a los intereses de las burguesías apátridas, la derecha y el imperialismo norteamericano.
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