jueves, 25 de marzo de 2010

Material para el debate (marzo 2010)


Situación Nacional
“El pueblo aprendió que estaba solo... El pueblo aprendió que estaba solo
y que debía pelear por sí mismo y que de su propia entraña sacaría
los medios,el silencio, la astucia y la fuerza.”

Rodolfo Walsh


Arranca un año que sin dudas arrastra un aumento de la conflictividad social y política que no veíamos desde hace tiempo. Desde el conflicto del campo, el gobierno enfrenta una oposición desestabilizadora que se encarna en los medios, en el congreso y en el propio vicepresidente.  Por estos canales transcurrió y transcurre hoy el conflicto en torno al pago de la ilegítima deuda externa. Pago que, al igual que el Gobierno, la UCR, el peronismo disidente o el PRO no discuten, pero se limitan a  tomarlo como bandera para llevar adelante el desgaste del gobierno por medio del entrecruzamiento de causas judiciales  y a través del bombardeo mediático. La única discusión que establecen es si la deuda tiene que ser pagada con las reservas o con plata del presupuesto. Discusión que no tiene  sentido en tanto se quiere establecer que pagar la deuda externa consiste en un acto de soberanía. Dudoso razonamiento e interpretación del pasado en un año que se celebra los doscientos años del comienzo de la revoluciones de independencia.
Sin embargo, pese al fuego cruzado al que nos han acostumbrado, oposición y gobierno no dudan en tomarse de la mano para avanzar con la reforma política creada con el objetivo de fomentar una estructura bipartidista (PJ – UCR) que pretende circunscribir el concepto de democracia y de política a un mero sinónimo de “elecciones” y de “representantes”.  Queda claro que los gobiernos de Duhalde, Néstor, Cristina y los que puedan venir de la oposición gorila no han querido transformar el sistema político argentino que los benefició y beneficia. El de las corporaciones, los punteros, las burocracias sindicales y a los peces gordos del empresariado. Lo vemos a cada paso de este gobierno con el Plan Argentina Trabaja, el gobierno muestra su única voluntad para con los sectores más postergados. Lejos de avanzar en la transferencia de poder a las organizaciones sociales y de una real redistribución de la riqueza, a un año de las elecciones, lo único que se busca es  “juntar” las voluntades de los barones del conurbano, llenando sus arcas para que puedan continuar con la política clientelar de siempre. 
La repartija de los planes se vuelve un foco de conflicto en el que los intendentes reclaman y obtienen la parte grande del “botín”, mientras que las organizaciones sociales no oficialistas, que transforman los planes en reales fuentes de dignidad para el pueblo, reciben una ínfima parte solo por medio de la lucha y la organización. En el medio, quedan atrapadas sin respuestas claras, las organizaciones sociales pejotistas afines al gobierno que, en su disputa por parte de la cuota de poder con los intendentes mafiosos del conurbano, arriesgan algunas críticas, como dejó entrever en sus declaraciones Luis D´elia semanas atrás. Es claro que la vocación popular de este gobierno es más bien discursiva. La disputa que vienen dando las organizaciones populares por Cooperativas sin Punteros busca desarrollar la organización de los sectores populares para enfrentar a la derecha que habita dentro y fuera de este Gobierno y para construir un verdadero cambio social. 
Tras una oposición variopinta se esconde el resurgir de un proyecto de derecha que a nivel regional utiliza los medios de comunicación como forma de desinformación y destabilización. Un proyecto que tiene como claros nortes el Consenso de Washington y las directivas de la Foreign Office; o será casualidad que sistemáticamente canales como TN o C5N tomen especial dedicación en estos últimos tiempos en resaltar el carácter “totalitario” y “dictatorial” de Hugo Chávez, intentando establecer sistemáticamente comparaciones con la Argentina.  O que resalten como algo positivo el triunfo del millonario Piñera en Chile y las virtudes cívicas de dicho personaje, estableciendo sistemáticamente como la Argentina está siendo dirigida a un abismo “insalvable”.
Ante un clima binario que se intenta establecer a diestra y siniestra (“si no estás con el gobierno sos funcional a la oposición de derecha”), es necesario resaltar las realidades por las cuales este gobierno, pese a importantes medidas de carácter progresista como la ley de medios, dista de poder asimilarse con los procesos de transformación radical que emergen y se profundizan en Nuestramérica. Desde nuestra perspectiva no vemos, en este Gobierno o el anterior, una verdadera  voluntad de realizar una real distribución de la riqueza, ni tampoco de transformar la matriz agro-exportadora de la Argentina. A su vez “La Política” (que  volvió a estar en boca de todos, según lo dicho por  la Presidenta en el inicio de Sesiones Ordinarias del congreso atribuyéndoselo como el principal logro de su gobierno) sigue siendo para el gobierno la práctica de juntar voluntades y acumular poder por medio de las prácticas clientelares y mafiosas. Esta política nada tiene que ver con la necesaria transferencia de poder  a los sectores populares que es, sin dudas, la única garantía para la transformación social y para llevar adelante un proyecto emancipador capaz de enfrentar las embestidas neoliberales.

Claro está que mucho menos podemos creer que las distintas versiones de la Oposición Gorila -la UCR, el Partido Socialista, el PJ de Duhalde o los veinticinco armados que Carrió armó y desarmó en los últimos años- representen una alternativa sino una profundización del modelo de saqueo del país y las políticas de empobrecimiento, acompañada de una matriz represiva como forma de legitimidad política que tiene como principal objetivo atacar a la pobreza y a la juventud.

El tiempo de América

“La patria es un peligro que florece”
Leopoldo Marechal


El discurso neoliberal a medio enterrar en nuestra región renace y vuelve a tomar la forma despolitizada dividiendo la región entre aquellos países que atraen inversiones y los que no. Lo cual puede leerse como la distinción entre países soberanos y aquellos subsumidos a la política de las grandes potencias. Estas dejaron bien claro en la cumbre de Copenhague que están interesadas en continuar con una política de expoliación y destrucción de los bienes comunes,  del medio ambiente y junto con ello de la vida humana.
 
Lo vemos hoy con las imágenes de Haíti que recorren el mundo fruto del terrible e injusto desastre natural, pero todos los días allí se pisotea la dignidad humana. Ante semejante situación EEUU envía tropas, en cambio. Cuba envía médicos. El imperio, ante todo, quiere volver a reafirmar sus posiciones militares y recuperar la hegemonía en lo que supo ser su patio de atrás. Ya lo hizo en Honduras la cual hoy se encuentra en un período de “transición” luego de unas “elecciones” fraudulentas con un altísimo porcentaje de ausentismo. Las cuales fueron repudiadas por la mayoría de los países latinoamericanos. El mismo repudio que sufrió la política pronorteamericana de Colombia al permitir instalar las bases militares de EEUU. 

Luego de haberle dado una patada al  ALCA Nuestra América volvió a mostrar una voluntad soberana de desarrollo  económico y social con sus propias prioridades. Así se afirma en los países con mayor desarrollo del poder popular como en Venezuela la transferencia de poder hacia las organizaciones populares y empoderación del pueblo, por medio del apoyo del gobierno a las organizaciones campesinas que toman en sus manos  la tarea de garantizar la reforma agraria; o la ley orgánica de consejo federal de gobierno con el objetivo de general una nueva geometría de poder que sienta las bases en el poder comunal como forma de derrotar el burocratismo y la corrupción del viejo Estado. Sumado a ello la enérgica lucha contra la especulación en torno a los precios, por medio de la expropiación y nacionalización de supermercados y la generación de una nueva red de distribución socialista. O en Bolivia donde la gran victoria electoral tanto en las presidenciales, como en la asamblea plurinacional, forma parte  de un apoyo del pueblo a la profundización del proceso, que comienza por hacer reales los avances sociales de la Nueva Constitución Política de Estado.

También fortaleciendo junto a Cuba, Ecuador y Nicaragua, entre otros una alianza regional política y económica como es el ALBA, fundamentada en criterios de solidaridad y desarrollo. Cuyos frutos pueden verse no sólo en que se convierte en un eje de disputa del colonialismo en la región, sino que tiene resultados concretos como se puede ver en la ayuda humanitaria que se brinda a Haití o Chile en estos momentos tan difíciles.

En tiempos de conmemoración de las Revoluciones de Independencia la unidad de los pueblos latinoamericanos  vibra como una tarea inaplazable. Sin duda los tiempos de cambio de Nuestra América llaman a la juventud a vivir este tiempo americano con compromiso, responsabilidad y lucha. 


La ciudad de la furia

“y la ciudad ahora es como un plano / de mis humillaciones y fracasos...”
“Buenos Aires”, poema de Jorge Luis Borges


La crisis que hoy atraviesa el macrismo en la Ciudad de Buenos Aires es, a todas luces, cada vez más visible. Si bien el lanzamiento efectivo de la policía metropolitana (aprobada en la legislatura porteña por el Pro y el kirchnerismo en “extraña” convivencia) en las calles de nuestra ciudad constituye un hecho en favor de aquellos que piden mano dura, las deficiencias que muestra la gestión de Mauricio Macri ha comenzado a generar descontento, incluso, en aquellos sectores de nuestra población que hasta no hace mucho votaron al rico empresario, ahora devenido en funcionario público. La lista de tropelías cometidas por la mauriciana gestión (palabrita muchas veces repetida por la supuesta nueva derecha) son a esta altura bastante conocidas, pero no está de más trazar un breve recorrido por los cuantiosos “errores” que no vienen siendo ajenos al creciente mal humor de los porteños: el accionar parapolicial de la patota UCEP, la renuncia de Narodowsky del Ministerio de Educación donde estaba contratado el espía Ciro James; el intelectual apologista de la última dictadura Abel Posse que debió renunciar prontamente debido el repudio masivo de amplios sectores de la sociedad; la renuncia forzada y el procesamiento del “fino” Palacios y de Chamorro (ex jefes de la Metropolitana) por encubrimiento de pruebas en la investigación del atentado a la AMIA y la reciente implementación de las modernas picanas portátiles Taser con las que podría contar la fuerza de choque macrista son solo algunos ejemplos posibles en esta temeraria muestra de matriz represiva y corrupta.
Si vamos al grano, veremos que la realidad de la nueva derecha supura y parece más definible por vieja y mañosa que por novedosos modales democráticos. Las políticas del macrismo se proyectan siempre en un vergonzante sentido antipopular: desfilan por la pasarela de estos dos años de gobierno la infinidad de desalojos, el recorte presupuestario en Educación y  Salud pública, la privatización del espacio público con comisarías en parques, el remate de tierras destinadas a la construcción de viviendas, los 1000 despidos en el Estado, el intento de cierre de 82 cursos de la escuela primaria, etc. Se trata siempre de reducir el financiamiento de lo público en favor de lo privado y el armado de la policía  Metropolitana. Para colmo la ciudad se inunda peor que antes, afectando a miles y miles de ciudadanos y poniendo en evidencia la falta de mantenimiento y la nula capacidad de solución respecto de lo que se suponía una de las fuertes promesas de campaña del Buenos Aires que iba a estar bueno.
Más allá de todo esto, desde La Juntada consideramos que la crisis que atraviesa este gobierno derechista no debe encontrarnos confiados y esperando un desplome natural (aunque una copiosa lluvia cada tanto arrime el bochín). El gobierno de Mauricio Macri no es para nosotros sólo un fenómeno aislado en la ciudad de Buenos Aires. Desde La Juntada entendemos al Pro como la expresión a nivel local de una derecha que en términos geopolíticos encuentra sus aliados en la medialuna fascista en Bolivia, la oposición escuálida en Venezuela, el enclave estadounidense en Colombia expresado en Uribe y Piñera en Chile, quien según palabras del ex-presidente de Boca “nos marca un camino”.
Por estas razones las cuatro fuerzas que conformamos este frente político participamos activamente de la Coordinadora de lucha en la ciudad, La dignidad no se privatiza, como forma de promover la denuncia concreta en contra de las medidas del gobierno macrista y a su vez planteando en la praxis la necesidad de un movimiento estudiantil que pelee por sus propios reclamos sin dejar por esto de sumarse al accionar del conjunto de los sectores populares afectados por los que están desHaciendo Bueno Aires. Entendemos que es en unidad de acción y desde abajo que las cosas pueden transformarse. Tenemos en la vereda de enfrente a un gobierno que representa los intereses del empresariado más concentrado y resulta más fundamental que nunca asestar con un solo puño en la búsqueda de una ciudad inclusiva y solidaria.

 La UBA con mucho de lo viejo y poco de lo nuevo


Luego del  análisis de la situación regional, nacional y de la ciudad, nos toca reflexionar en torno a nuestro lugar de intervención propio: la UBA y Filo en particular. Quizá recuerdes, entre finales, parciales y los festejos que caracterizan el fin de año, que a todo trapo y sin demasiada discusión el año cerró con la reelección de Trinchero como decano de Filo y de Hallú como rector de la Universidad. El marco común de estas reelecciones fue sin duda el adelantamiento de la Asamblea Universitaria. Esta instancia  tradicionalmente realizada en los meses de abril o mayo fue convocada para mediados de diciembre con un temario acotado, nada más y nada menos, que reelegir a Hallú. Como señalamos desde diversas organizaciones del claustro estudiantil, la elección de dicha fecha no era casualidad ya que se realizaría la Asamblea Universitaria en un momento en el cual no había clases. Convirtiendo así la elección en un trámite más y no en una instancia de debate en torno a los proyectos de universidad posible. 
A nuestro entender, aquellas discusiones tienen que acompañar todo instancia de elección, ya que sino se continúa vaciando de contenido las instancias de cogobierno de la universidad. Sin dudas esa era la intención del rectorado: por ejemplo, no discutir por qué no se avanzó con la reforma de los estatutos. Esta fue la promesa con que Hallú asumió en medio de la represión en el Congreso en diciembre de 2006. Escena que se repitió nuevamente en el 2009, la elección se desarrollo en el edificio anexo del Congreso con un operativo policial que impedía el ingreso de los estudiantes y, por otro lado, la seguridad privada del edificio que garantizó que sólo entraran a la Asamblea los que iban a votar a Hallú, mientras (como quedo claro en el video) matoneaban a los consejeros estudiantiles. Así la asamblea fue una reunión de amigos, de unos pocos, ya que sólo entraron 145 asambleístas de 236. El 40% de los asambleístas entre consejeros estudiantiles, graduados, algunos docentes y decanos no entraron.

Para muestra basta un botón, la democracia e institucionalidad que propone el rector se basa en dejar participar sólo a los que lo votan y una muestra de pluralidad fue el hecho de que no se presentaron candidaturas alternativas. Así gobiernan los radicales que desfilan hoy por los medios, esta es la luz que ilumina al conservador claustro de profesores que actualmente tiene el peso mayoritario en los órganos de cogobierno, opuesto a cualquier tipo de reforma estatutaria que de expresión a otros sectores de la comunidad universitaria. Sin dudas, son la luz del conocimiento... 

Y en Filo...


Como decíamos, el decano de nuestra facultad fue totalmente sumiso ante el rectorado y acepto estas reglas del juego. El alineamiento de Trinchero con el rectorado no debe resultarnos novedoso. En los cuatro años anteriores de mandato ha mostrado que, más allá de un discurso de corte progresista, adaptarse a la miseria presupuestaria es su forma. Esto lo sufrimos habitualmente quienes cursamos en el piso, con una escasez de oferta horaria que nos obliga más de una vez a ser cientos en un mismo práctico, perdiendo cursadas por falta de oferta en determinadas bandas horarias y sin un comedor universitario donde tomarnos un café o comernos un sándwich a un precio accesible a los magros ingresos actuales. Sumémosle a esto que la gran mayoría de nuestros docentes trabaja sin cobrar un peso y otra gran parte de los mismos lo hace, pero cobrando una renta muy inferior al cargo que desempeñan. 
A su vez, el año pasado nuestro decano votó a favor la aceptación de los fondos de la minera La Alumbrera, aceptando de esta forma no sólo el financiamiento externo para la UBA (tapando los baches que deja el magro presupuesto nacional) sino fondos surgidos de la contaminación de nuestro suelo, de poblaciones enteras enfermas por la explotación a cielo abierto que se resisten a ser corridas por la instalación de estas multinacionales a pesar de la represión de los gobiernos provinciales y nacional. Y aceptó adelantar su propia elección para cumplir con un puntaje excelente las órdenes de Hallú.

Y es que como en la UBA, al interior de la facultad y de los núcleos de poder la gestión se maneja de forma prebendaria, favoreciendo amigos y castigando a los no tan amigos. La ausencia de la renta para el Director de la carrera de historia, las maniobras burdas para reglamentar la carrera docente y los nombramientos, el reglamento para limitar el surgimiento de cátedras paralelas. Pero en función de la movilización de estudiantes y docentes, la gestión se vio obligada a dar pasos atrás y llamar a espacios de discusión amplios en pos de consensuar determinadas medidas, como por ejemplo los proyectos de reglamento de carrera docente (finalmente acordado por la AGD), y no pudo aprobar el fin de las designaciones docentes, ni la modificación de horarios a bandas pares que eliminaba una banda horaria y restringía la posibilidad de cursar.

 Nuestra apuesta


Por nuestra parte este año asumimos la responsabilidad de ser la representación estudiantil en el Consejo Directivo, órgano de cogobierno de nuestra facultad. el sector que representa el decanato contará con mayoría en profesores y en graduados (o sea 8 votos sobre un total de 16), mientras que el sector históricamente conocido como los modernos (pan-radicalismo, muchos de los que integran esta lista fueron parte del gobierno de la facultad durante el vaciamiento de la universidad) contará con minoría de profesores y minoría de graduados (4 votos) Es claro que esta estructura de cogobierno nos condena a ser una voz mínima en dicho espacio: los estudiantes sólo tenemos 4 representantes ahí. Esta desigualdad se repite en en todos los órganos de cogobierno de la UBA, donde la representación se divide en 50% para profesores, 25% para graudados y 25% para estudiantes. 
Sin embargo, creemos que es realmente importante participar en él con una política activa, saliendo de la denuncia vacía para incidir en las cuestiones de carácter cotidiano que se resuelven en el Consejo Directivo, como la aprobación y oferta de materias, los concursos, designaciones, rentas, licencias, calendario académico y sus prórrogas, etc. Por eso  apostamos a que la representación estudiantil en Consejo Directivo realmente sea la voz de los estudiantes y no la auto-representación de quien se sienta ahí ni de su fuerza. Queremos que el consejo sea una trinchera más para dar la batalla por nuestras reivindicaciones y para poder construir un movimiento estudiantil movilizado y transformador. Por esto, porque intentamos ampliar la participación nuestra primer iniciativa  fue llevar a los cursos una consulta sobre un pliego de reivindicaciones propio de los estudiantes y la discusión sobre qué hacer respecto de la elección del decano. Lo que concluyó en un plenario abierto de discusión y decisión colectiva. Esa es nuetra apuesta y nuestra construcción llevar el consejo a los cursos y los cursos al consejo, como forma de ampliar los horizontes y toda una concepción de la política, que se aleje del grupito de “entendidos” y pase a ser apropiado por el conjunto de los estudiantes. Porque tenemos la certeza que para dar la disputa necesitamos ser un movimiento estudiantil masivo y comprometido.
Hoy la Universidad es un proyecto en disputa, por un lado los sectores conservadores de profesores , decanos y secotres de graduados que por sus intervenciones no dan muestra más que de seguir profundizando la privatización encubierta por medio del ahogo presupuestario, dando lugar así a una Universidad financiada por recursos propios frutos de la vinculación mercantil con los organismos privados. Mientras que por otro lado estamos quienes no sólo no abandonamos las banderas de la reforma universitaria, sino que aportamos a la construcción de una universidad que vinculada con las necesidades, esperanzas y luchas de nuestro pueblo, sepa transformarse en una Universidad comprometida con su tiempo histórico. 
 
Tarea que asumimos con paciencia y compromiso, ya que partimos de una Universidad que atravesada por décadas de vaciamiento y profesionalización, terminó por darle la espalda a su pueblo desde una política que niega el acceso y permanencia por falta de una política adecuada o siendo complice de las multinacionales al legitimar la explotación y destrucción del medio ambiente u ofrenciendole, sin más, la posibilidad de modificar planes de estudio adaptandolo a sus necesidades empresariales, convirtiendo la universidad en una expendedora de títulos o un mercado de gestión universitaria que produce “servicios” como una empresa.
Entendemos que de eso se trata la democratización, no de una lucha abstracta....sino de una lucha por la transformación de los espacios de gobierno, de producción y socialización del conocimiento. No es un anhelo corporativo, no somos lobistas de las empresas, simplemente apuntamos a que no se nos tome a los estudiantes como una decoración del cogobierno o como un sujeto de paso, sino como un real protagonista de la comunidad universitaria que anhela no sólo un título personal, sino también trasnformar la universidad en un sentido que garantice no sólo el acceso y permanencia de más y más estudiantes, sino también una universidad que encuentre su identidad y su sentido con, por y para el pueblo.
 
 

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